Hace siete años, me quitaron todo. Mi padre. Mi esposo. Mi niña.
Cuando me robaron la oportunidad de hacer justicia, juré vengarme.
Entonces lo conocí.
Él tienta a esa parte perdida de mí, pero su presencia es un recordatorio de que la traición acecha en cada esquina.
Su mayor error es subestimar mi compromiso de venganza.
No se dan cuenta de que cuando se trata de una mujer como yo, el infierno no tiene furor.
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