#1
¿Qué es lo último que espera una chica de unas tranquilas vacaciones de verano en la casa del lago? Que sea secuestrada, transportada a otro reino y entregada a un príncipe guerrero como su COMPAÑERA DESTINADA.
Eso es lo que me pasó a la pobre de mí, Eve Stone. Solo que no es amor lo que el fae increíblemente guapo quiere de mí. Aradaen Starlight quiere salvar su reino, y para eso necesita mi virginidad. Aparearse conmigo lo hará invencible, pero eso será todo. No puede ponerse serio conmigo, porque está obligado a avanzar en su raza con una mujer de su clase, sin mencionar que yo, como humana, estoy muy por debajo de la realeza de los fae. Para sus cortesanos, es una broma de la naturaleza que yo, de todas las personas, deba ser la compañera predestinada del príncipe Starlight. Pero cuando resulta que tengo magia en la sangre, me vuelvo interesante para ellos. El príncipe y yo llegamos a un acuerdo para salvar nuestros mundos, pero no podemos enamorarnos. Si lo hacemos, se desatará el infierno.
#2
El plan del mercenario Zalael Blackstar era sencillo: capturar a la Reina de la Música y entregársela al rey de los fae Unseelie. Pero hay un secreto en esta mujer que no tuvo en cuenta.
Larissa.
El sueño era brillar en el escenario como Sarah Brightman. La realidad era que cantaba en un vertedero, muy lejos de ser un talento aclamado internacionalmente. Pero había aceptado mi mediocridad, con un poco de ayuda del alcohol, y unos cuantos hábitos de follar cuestionables. Así que imagina mi irritación cuando un fae mercenario aparece en el pub, letal y hermoso como el pecado, afirmando que soy la Reina de la Música, y que pertenezco al rey Unseelie.
Zalael Blackstar es un híbrido entre Starlight y Unseelie, una abominación para ambas especies, pero que temen demasiado como para desafiarlo. Prefieren pagarle para que haga su trabajo sucio. Me esfuerzo por odiarlo por lo que me hizo, pero cuanto más lucho, más fuerte es la atracción. Puede que solo sea un deseo, pero él tampoco parece dispuesto a dejarme marchar, a pesar de la tensión que existe entre nosotros. Pronto, el odio entre él y el rey alcanza proporciones nucleares debido a nuestra incapacidad para dejarnos llevar. El desastre se vislumbra en el horizonte, y no hay forma de detenerlo, a menos que Zalael y yo tomemos una decisión imposible.
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